Por Esteban Fernández
A sangre y fuego el régimen comunista cubano acabó con la oposición violenta durante los años 60s. Miles de presos en infrahumanas condiciones, fusilamientos a tutiplén. Arrobas de balas tiraron los guajiros del Escambray contra la tiranía. Esos fueron casi los últimos cartuchos tirados por el pueblo cubano. Tres caminos tenían los combatientes anticastristas: Cárcel, muerte o exilio.
Y desde ese momento comienza la lucha armada desde el destierro. Durante varios días un puñado de valientes brigadistas, a mediados del mes de abril de 1961, combatieron como leones en tierras cubanas.
Sí, mis amigos. De ahí en lo adelante los tiros dentro de Cuba fueron tirados por patriotas provenientes del exterior: Martin Pérez, Yarey, Vicente Méndez, Tony Cuesta, los ataques comandos de Alpha 66, Comandos L, Comandos Mambises, M.R.R., Comandos Eléctricos, PUND, MIRR y cientos de esfuerzos guerreros organizados por cubanos del exilio.
Sí, mis amigos. De ahí en lo adelante los tiros dentro de Cuba fueron tirados por patriotas provenientes del exterior: Martin Pérez, Yarey, Vicente Méndez, Tony Cuesta, los ataques comandos de Alpha 66, Comandos L, Comandos Mambises, M.R.R., Comandos Eléctricos, PUND, MIRR y cientos de esfuerzos guerreros organizados por cubanos del exilio.
Después de eso ¿qué hizo la mayoría (no todos los cubanos) del pueblo ? Adaptarse, otorgar, aceptar, subsistir, sufrir, pasar miles de vicisitudes, negociar e integrarse a la revolución. Recuerdo que tras del fracaso de Playa Girón las solicitudes para participar en las milicias rompieron récord.
Se llegó a la conclusión de que aquello no se caía más nunca, que la revolución era irreversible y la posición inevitable era pasar inadvertido, tener dos caras, no protestar e irse a las escuelas hasta llegar a las Universidades y adquirir un título. A los rebeldes los enviaron para la UMAP.
La Unión Soviética mantenía al gobierno cubano y todos lo castristas recibían beneficios. Hacían buena aquella antigua frase de Cuba, durante el gobierno de José Miguel Gómez, de “Tiburón se baña, pero salpica”. Y muchos jóvenes se iban a estudiar a Rusia, a Checoslovaquia, Hungría, China.
En los colegios cubanos adoctrinaban a los muchachos y llegó el momento en que los padres (por muy enemigos del régimen que fueran) no se atrevían a criticar a la dictadura delante de ellos por miedo a ser delatados por sus propios hijos.
Nadie, que yo sepa, intentaba luchar contra el castrismo violentamente. Supongo que hayan habido gloriosas excepciones que yo desconozco. Pero en realidad la lucha (con todos los hierros) desarrollada por los cubanos durante cerca de cuatro años era desconocida por las nuevas generaciones.
Los únicos tiros que se tiraban- y se tiran- en Cuba son producidos por las armas de las Tropas Especiales durante sus ejercicios militares. Todos los generales y coroneles castristas se desplazan por las calles y carreteras del país sin problemas y no ha habido un atentado contra sus vidas en más de 45 años. Y mientras tanto nos llamaban a nosotros (a los cubanos en el exilio): vende patrias, gusanos y agentes del Imperialismo Yanqui.
El único gesto guerrero fue cuando pusieron varias bombas en Hoteles de Cuba. Y la decepcionante realidad fue que el gesto heroico fue realizado por el salvadoreño Francisco Chávez Abarca.
Y después que- sorpresivamente- viene el derrumbe y la bancarrota de la Unión Soviética, se acabaron los viajecitos (y estudios) a los países socialistas, el hambre generalizada, la caña a tres trozos y el período especial. Comienzan las protestas y las quejas de algunos. Disienten y discrepan pero siguen condenando cualquier gestión violenta contra la tiranía.
Por eso me parece que desde el exilio no se hace ningún intento. Ya que algunos consideran que muchos allá no se merecen jugarse las vidas por ellos. Porque la verdad es que si mañana se realiza un desembarco en Cuba contra la satrapía, la mayoría de la gente va a condenar la acción.
Y ya no hablan de nosotros como los enemigos sino como la “comunidad cubana en el exterior” y comienzan los pedidos y las exigencias de ropa, comida, medicina etc. Y hasta vienen para acá. ¿A integrarse al exilio anticastrista? No, a vivir como estaban acostumbrados en la Cuba antes del descalabro de los soviéticos, a bailar con la Charanga Habanera, con los Van Van, a criticar al exilio histórico y a tratar de regresar a Cuba. ¿Con rifles en sus manos? No, ir allí con vituallas para sus familias y poder visitar Tropicana y bañarse en Varadero. Sorry, pero esta es la triste realidad.
Esteban Fernández
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