Saturday, January 21, 2012

QUE EL SANTO PADRE CANCELE SU VIAJE A CUBA.




Ya sé que me dirán que es imposible. Pero no creo en los imposibles. Creo en la dignidad humana y en aquellos que asumen su posición en la vida… y en la historia.
El Santo Padre ha decidido viajar a Cuba. Ya lo hizo el anterior a éste y qué logró? Que la gente fuera a las plazas, escucharan sus sermones, recibieran su bendición y, sobre todo, que lo vieran dando su mano a un dictador para así mancharla de sangre. Todo un espectáculo Papa-dictatorial.
Qué esperan del actual Papa y su viaje a Cuba? Más de lo mismo. Que la gente vaya a las plazas, que escuchen sus sermones y reciban su bendición y, sobre todo, que lo vean dar su mano al dictador de turno. Un Papa por cada Castro. Aunque éste también ha programado una visita al Castro el vejete, ese que no sabe ni lo qué dice porque está senil de tanta maldad en su mente y en su cuerpo.
Me gustaría que el Vaticano reconsiderara su viaje a una Cuba donde no se respetan los derechos humanos, aunque debiera decir: ningún derecho. Me encantaría que el Santo Padre supiera a dónde va a viajar, que pondrá sus pies en plazas ensangrentadas y entrará a iglesias que fueron maldecidas por un sistema compulsivamente ateo. Que ese régimen despótico expulsó a curas y monjas, y jamás permitió escuelas católicas que enseñaran la doctrina cristiana.
Que caminará entre militares y agentes de la Seguridad del Estado que sostienen un sistema sediendo de sangre donde se tortura, se encarcela, se golpea a mujeres indefensas y hasta los niños reciben su dosis de represión para ejercer presiones a sus padres opositores que quieren un mundo mejor para todos.
Quizás haya que enseñar un poco de historia al intermediario entre Dios y la tierra para que conozca que visitará a la antesala del Infierno. Parece mentira que ser sabio en ocasiones solo te sirve para cometer una infracción moral de graves consecuencias. Eso es connatural en los hombres, y el Sumo Pontífice no es una excepción a pesar de su lugar en el mundo.
Ir a Cuba, a la tierra donde hace 53 años permanece una dictadura militar y se ha fusilado a miles de sus mejores hijos gritando: “Viva Cristo Rey”. es humillar la fe. Es pisotear la creencia y escupir la moral cristiana. Es tirar en el fango la confianza y quedarnos desprovistos de la esperanza para siempre.
Sabrá esto el Santo Padre o habrá que explicarle, una vez más, que visitar una dictadura militar y atea que promulga el odio como factor de lucha y la muerte como manera de deshacerse de quienes disiente, es inmoral. Es tan difícil que el Sumo Pontífice lo entienda?
Yo sé que es difícil a estas alturas que el Vaticano cancele su viaje al Infierno. Ya marcha sobre ruedas todo el proceso para el evento que se avecina. Solo queda que lean los miles de correos electrónicos y faxes envíados a las sedes católicas de Roma y Miami. No solo que los lean, sino que interioricen el mensaje y sean capaces de entender para que no sigan haciédose cómplices de un régimen como el de los hermanos Castro.
Espero con toda la fe del mundo, la que nunca voy a perder, que vuelvan a considerar la decisión de ir a la isla para que la ignominia no se vaya por encima de la dignidad, y que los crímenes cometidos por esa dictadura no sean aprobados por Su Santidad.
Si definitivamente decide viajar, el último crimen cometido por la dictadura sería bendecido en una ceremonia de sangre y odio por parte del Papa Benedicto XVI. Y entonces, no me quedaría de otra que cagarme en el Papa.

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