Eduardo Díaz Fleitas
Angélica Mora
Chile
Desde la distancia se mira como una locura: Declararse en huelga de hambre en Cuba, un país donde los gobernantes son ciegos, sordos y mudos.
Siempre había pensado que los ayunos de los cubanos para exigir sus derechos se hacen en vano.
Sin embargo hoy, la distancia me ha hecho afinar los sentimientos y abrirme a la comprensión para el entendimiento.
He visto en la huelga que inició este jueves Eduardo Díaz Fleitas, su terco propósito de dar a conocer de algún modo -en medio del "estruendoso silencio" del mundo libre- su determinación a ser escuchado.
Con su extrema actitud, está exigiendo que el Papa preste atención a la problemática de la oposición cubana y reciba durante su visita a la Isla, a una representación de la sociedad civil.
Asimismo, pide el cese de la represión y una amnistía para todos los opositores detenidos.
La determinación de declararse en huelga de Díaz Fleitas es el único recurso que tienen los dejados de lado por el Mundo Libre.
Es llamar la atención para ver si los que luchan hasta por los derechos de los delfines en remotas latitudes, presten oído a la situación de hombres y mujeres agobiados bajo el yugo de las tiranías.
Son los Olvidados:
Algunos de ellos ya han entregado sus vidas, como fue el caso de Orlando Zapata Tamayo. Son hombres y mujeres en tenaz lucha por ser escuchados en sus justos reclamos para que se le devuelvan sus derechos de hombres y mujeres libres.
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