Wednesday, March 14, 2012

LO QUE EL CARDENAL QUIERE QUE OLVIDEMOS…

¿POR QUÉ TENEMOS QUE OLVIDAR?
Desde Aguada de Pasajeros Blog





Era el anochecer del día lunes 11 de Enero de 1959, la población de Santiago de Cuba, así como la del resto de la Isla, que en su mayoría aun continuaban festejando el triunfo de la revolución, no tenía la menor idea de que por las calles de Santiago se desplazaban a moderada velocidad, varios autos y camiones, los cuales iban en dirección al Campo de Tiro ubicado en el Valle de San Juan; era el preludio de un umbrío drama.

Al arribar los vehículos a la zona del Campo de Tiro, un grupo de individuos portando diferentes clases de armas de fuego: "Rifles San Cristóbal, M1, ametralladoras Thompson ...........", y luciendo en su mayoría ropa verde olivo, grandes barbas y largo cabellos, salieron de los transportes y, en segundos, comenzaron a bajar de dichos vehículos a una serie de hombres con las manos atadas.

No habían transcurrido dos horas, cuando llegaron más transportes cargado de prisioneros, y en el acto, fueron conducidos a donde se encontraban los otros detenidos.

La noche no paraba su inexorable avance, el reloj marcaba las 2:30 de la mañana del día 12 de Enero de 1959.

En aquella zona del Valle de San Juan, ya se encontraban mas de sesenta prisioneros y unos doscientos custodios. A lo lejos, a unos 150 metros de donde se hallaba el grupo de presos y miembros de la triunfante revolución, no obstante a la oscuridad se podía distinguir la silueta de una bulldozer.

Las tres de la mañana, las tres y medía, quince para las cuatro, ¿que pasaba por la mente de aquellos presos y sus custodios?; respuesta que solo Dios podría dar. De pronto, varios jeep y autos aparecieron en la escena, y comenzaron a descender de ellos más hombres vestidos de verde olivo. Entre los que llegaban había uno que no tenía barbas, solamente el pelo largo recogido hacia atrás, semejando un rabo de mula. Uno de los que cuidaban a los presos, al reconocer al que recién arribaba, le murmuró a un compañero: "Es el hermano del Comandante en Jefe en persona". Efectivamente, se refería al hermano del máximo líder de la revolución, el segundo al mando, y el cual también ostentaba los grados de comandante.

No habían pasado 15 minutos, cuando a una orden del que parecía encargado de aquella concentración de presos, todos los que se encontraban en esa zona del Valle partieron caminado lentamente en dirección hacia donde se hallaba el bulldozer. Al llegar a la altura del Carterpillar, estacionado a unos 120 pies a la izquierda, ya no les cupo ninguna duda a los integrantes del grupo de presos, los iban a fusilar. Frente a ellos, a unos pasos, la máquina había excavado una profunda zanja que se extendía aproximadamente 20 metros a la derecha e izquierda de ellos.

Rápidamente los alinearon de espaldas al foso; la mayoría se encontraban parados, otros de rodillas y algunos sentados en el suelo; los fusileros, los nuevos "patriota", que traían "la justicia y la paz" se situaron frente a ellos, eran unos 30 portando sus disimiles armas; los otros nuevos "libertadores de Cuba" de la Patria de Martí, se mantenían como espectadores.

Eran ya las cuatro y minutos de la mañana, y de pronto, sin más preámbulo, se escuchó la voz de FUEGO, haciendo que la metralla partiera veloz, rauda, llevando su mensaje de muerte a aquellos hombres que no habían tenido el legitimo derecho a un juicio.

Una nube gris, semejando a un mudo testigo, comenzaba a surcar el firmamento de esa zona de Cuba, señalando que este barbárico hecho, condenable en cualquier sociedad civilizada, el de condenar a muerte y ejecutarla sin hacer un procedimiento judicial apropiado, sería en muchos caso el patrón a lo largo de esta siniestra etapa comunista que vive la nación cubana.


Relación de los fusilados según nuestra data
 (En constante rectificación y añadiendo nombres):

 Abreu Pedroso, Eladio ---- Alvarez, Antonio ---- Alvarez Díaz, Fernando ---- Aragón, Fidel ---- Balboa López, Angel Luis ---- Barrero Silva, Antonio ---- Bautinal Bell, Juan ---- Bravo Montalvo, José ---- Bocaña Collaso, Rafael ---- Calá de la Rosa, Leonel ---- Castillo Ramírez, Pedro ---- Castro Lora, Victor M. ---- Chacón Santa Cruz, Emerico ---- Coso Pérez, René ---- De la O, Arístides ---- De la Rosa Beltran, Evelio ---- Despaigne Moret, Enrique ---- Diaz Rodríguez, Fernando ---- Diaz Zamora, Raúl ---- Duarte Anaya, Raúl ---- Durán Matos, Facundo ---- Estrus Clavijo, Arturo ---- Fernández Valdés, Ernesto ---- Fernández Valverde, Ernesto ---- Ferrán, Alonso ---- Gil, Alfredo Raimundo ---- González Guillot, Manuel de Jesús ---- Gutiérrez García, Juan ---- Gutiérrez Valdés, Antonio ---- Hernández Morales, José ---- Heredia, Ramón ---- Herrera Duque, Eliodoro (Eliotón) ---- Leiva, Ángel ---- López Despaigne, Aristonico ---- Martín Céspedes, Alberto ---- Montero, Armando Martín ---- Novas Hernández, Nicolás ---- Odio, Israel Arencibia ---- Oliu Cordero, Federico ---- Oduardo, Eraclio ---- Olea Gross, Domingo ---- Olea Gross, Miguel Ignacio ---- Palencia, General ---- Portuondo Rodríguez, Luis A. ---- Ramírez Caballero, Antonio ---- Reitor, Antonio ---- Roque del Toro, Benigno ---- Rodríguez Pérez, Pedro ---- Saavedra Pinedo, Celso ---- Saavedra Romero, Francisco ---- Soler Fusté, Alcides ---- Torres del Toro, Benigno ---- Torres López, Filiberto ---- Torre Martínez, Juan José /

 Descansen en Paz

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