Verdad y periodismo

Por Javier Bazán Aguirre

Web: http://simposiolibertario.blogspot.com/

País: Chile

No soy periodista como la compatriota Angélica Mora, pero me hubiese gustado ser periodista. Estudié filosofía. También me gustaba la historia. Cuando he enviado cartas al director de algunos diarios, algunos conocidos pensaban que yo había estudiado periodismo por lo bien que escribía. Me identificaba con los periodista que no siendo en rigor periodista profesionales, esto es, salidos de una escuela de periodismo, se forjaron una carrera escribiendo. Cuando uno ve el periodismo televisivo y de la prensa escrita, pareciera que temen combatir la dictadura de políticamente correcto. Además de las tonteras y banalidades que muchos dicen –el periodismo de farándula-, la gente que no es periodista, se pregunta ¿Para eso estudiaron periodismo?

Parece que el mundo le gusta las apariencias que el ser, la falsedad a la verdad. Donde todo vale lo mismo. El filósofo presocrático Parménides de Elea escribió: “los hombres ignorantes vagan, bicéfalos; pues la incapacidad guía en su pecho el pensamiento errante, sordos y ciegos a la vez, estupefactos, gentes sin juicio, que creen que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo; el camino que siguen es regresivo”. Las palabras de Parménides uno la puede ver, cuando escuché al terrorista del Mir y millonario Max Marambio, quien en una entrevista sostuvo que la Unidad Popular se la considero bueno en un momento y que ahora no es. El socialismo como ideología siempre ha sido malo. Entonces, ¿cómo explica el señor Marambio el amplio rechazó que produjo ese gobierno? Igualmente ese relativismo lo podemos ver en las palabras del ex Presidente DC chileno Eduardo Frei Montalvo, quien dijo: “Con la misma firmeza con que condenamos el individualismo y el liberalismo económico, condenamos el marxismo, en forma especial el comunismo”. O sea, para el demócrata cristiano chileno, es lo mismo vivir en el Estado de Florida que en la Cuba comunista, es lo mismo vivir en el Berlín Occidental que en el Oriental, es lo mismo vivir en la China comunista de Mao que en la colonia Británica de Hong-Kong y, por último es lo mismo vivir en Corea del Norte que la Corea del Sur. Esa postura de convivir con el ser y el no ser, la famosa filósofa americana de origen ruso, Ayn Rand, lo retrata como ‘el hombre gris’. Me imagino a los cubanos que me leen, que les debe producir un shock que alguien diga que es lo mismo vivir en Florida que en Cuba. Lamentablemente, todavía hay que gente que piensa así.

Para la gente que no vivió en la Unidad Popular, no recordarán las célebres palabras de Salvador Allende sobre el periodismo: “La objetividad no debería existir en el periodismo. El deber supremo del periodista de Izquierda no es servir a la verdad, sino a la revolución" (Nada menos que Salvador Allende, ex presidente, El Mercurio 14 abril 1971)”.

Primero, es típico de la izquierda relativizar ese tipo de expresiones, diciendo que era retórica. Esa es la excusa para sentirse mosquita muerta y no hacerse cargo de sus palabras; cosa que por cierto, se la niegan a sus adversarios. Los socialistas guevaristas leninistas de la Unidad Popular y del grupo terrorista Mir se parecen tanto al personaje el Guasón que temen verse en el espejo y ver su verdadero rostro. Querían el caos y el caos los engullo ¿Se imaginan a la terrorista Michelle Bachelet pintada como el Guasón?

Segundo, en estos tiempos de relativismo moral, de tibieza moral, los intelectuales orgánicos del progresismo, aducirían que no existe tal cosa como la objetividad, salvo que esa “objetividad” este al servicio de sus intereses. Por ejemplo: sostener que el Gobierno Militar chileno se violaron la mayoría de los derechos humanos, cuando en realidad se respetaron la mayoría de los derechos humanos. Al contrario de la Unidad Popular.

Así, que al periodismo le gusta más la mentira que verdad. En efecto, en la reciente campaña presidencial lo pudimos presencia. Cuando postuló a la Presidencia el socialista Marco Enríquez Ominami –hijo del terrorista y fundador del Mir, Miguel Enríquez-, la prensa se puso a su servicio.

Cuando irrumpió el ex diputado socialista, Marco Enríquez Ominami a la Presidencia de la República, la prestigiosa revista ‘The economist’ que algunos la convierten en Bibla, afirmó: “El atractivo de Enríquez-Ominami en parte se encuentra en el carisma que heredó de su padre, fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionario, socialista, en la década de 1960, y que fue muerto a tiros en 1974 por las fuerzas de seguridad de Pinochet”. ¿Por qué los periodistas no llaman terrorista al grupo Mir? ¿Por qué no dicen que el padre del candidato era terrorista que quería imponer una dictadura del proletariado? Con esa afirmación, pareciera que el señor Enríquez era un pacífico ciudadano?

En el mismo tono, el noticiero de Microsoft describió la irrupción de Marco como el hijo de un guerrillero que fue asesinado por los servicios de seguridad de Pinochet. Murió en un enfrenamiento. Más romántico para los periodistas progres sostener esa visión de mártir a de un tipo ególatra y terrorista que despreciaba la vida.

Uno también lo puede constatar en el Larry King chileno, el periodista de la Radio Bío – Bío y CNN Chile, Tomás Mosciati con su programa de entrevista. Cada vez que ha invitado a alguien de la Unidad Popular o Allendista, como el empresario y el ex Mapu Óscar Guillermo Carretón o el intelectual y asesor de Ricardo Lagos, el ex comunista Ernesto Ottone, siempre la culpa es el otro para explicar el fracaso de la Unidad Popular. Me pregunto, ¿el señor Mosciati no puede revisar las declaraciones y hechos terroristas de la izquierda y leer el Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973? Al parecer, él prefiere creer que el responsable fue el Partido Socialista, el Imperialismo, que el Partido Comunista se portó impecable, cosa que no es así. Y, por último, que Allende fue un demócrata que estuvo en la legalidad. Nada del intento totalitario de la izquierda chilena. Prefieren la mentira y la verdad. El mito a la cruda realidad. No soy periodista.