Angélica Mora
Nueva York
Apuntes de una Periodista
En la película Madagascar, Alex, el León, traza una raya en la arena para demarcar su territorio.
En el mundo real hay una línea bien ancha que separa, por política y religión, al hombre.
Este, desde su aparición en la tierra ha luchado contra sus semejantes, empujado por sus ambiciones.
Incluso las familias se fraccionan dolorosamente por creencias. La Biblia ofrece el claro ejemplo de los hermanos Caín y Abel, separados por pasiones y envidias.
La historia muestra guerras motivadas por diferentes ideas e intereses.
Hoy tenemos esa la línea divisoria muy ancha separándonos:
En un lado las ambiciones y en el otro lo que se piensa es lo correcto.
Nos embarcamos en luchas para vencer al contrario, quien tiene recursos y emplea engaños para atraer incautos y aprovechadores. Con ello se crean mundos en burbujas, que se multiplican, según el grado de malicia con que sople el viento.
Algunos engañados recapacitan, pero otros están tan inmersos en sus ilusiones que siguen volando por al aire... hasta que la burbuja estalla y se precipitan a la dura tierra de las realidades.
Pero para entonces, puede ser demasiado tarde, para pasarse al otro lado de la raya.
Los hombres de lucha y de convicciones solidas, jamas cruzan la raya de sus ideales.
ReplyDeleteYo no imagino a un Marti o a un Maceo coqueteando con el enemigo o sirviendole a sus intereses.
Toda la razón, Julita.
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