Angélica Mora
Nueva York
Apuntes de una Periodista
Quizás la estrategia de Raúl Castro esté encaminada a mejorar la temible fachada de su tiranía.
Es como cuando individuos inescrupulosos pintan con cal blanca la propiedad para tapar los deterioros de años de negligencia en el edificio para poder engañar a los incautos.
O cuando un vendedor inmoral de automóviles, lustra el vehículo y altera el odómetro, en su afán por venderlo y pregona, sin ninguna clase de escrúpulos, que es una ganga estupenda.
Los anuncios cosméticos del régimen cubano a la Iglesia de que se excarceló a un preso político enfermo y de que se producen algunos traslados de presos de un lado a otro, sólo tienen como finalidad crear el ambiente de "aquí no pasa nada", ante dos importantes eventos en que la Dictadura quiere poner su cara remozada.
Se trata de la reunión de la Unión Europea, (UE), prevista para este lunes y la llegada a Cuba de una delegación del Vaticano.
En el primero, el régimen cubano quiere mostrar que "ha limpiado la casa".
La finalidad es cambiar la actitud de los miembros de la UE, quienes suspendieron las negociaciones el pasado 6 de abril en Madrid, horrorizados ante la muerte -dos meses antes- del disidente cubano Orlando Zapata, luego de 85 días en huelga de hambre, con la que pedía libertad para los presos políticos.
El lunes, los ministros europeos debatirán la posibilidad de abrir un "proceso de reflexión sobre el futuro de las relaciones con Cuba", lo que apuntaría a un mínimo gesto de apertura, si bien éste estaría subordinado a "esfuerzos de la otra parte".
De ahí ese esfuerzo de la otra parte. Y la presencia de la escoba virtual de Raúl Castro, quien está barriendo a los presos políticos debajo de la alfombra para que no se vean. Y los que aún se asoman, aparezcan sonrientes y agradecidos al bondadoso gobierno de La Habana, personificado en Raúl Castro, quien hace concesiones por ellos.
Y en el segundo evento, también la "limpieza de casa" le servirá a la Dictadura para estar presentable frente a la llegada de la delegación del Vaticano, presidida por el canciller de la santa Sede, Dominique Mamberti.
Sin embargo, las excarcelaciones y los traslados son insuficientes. No demuestran ninguna voluntad real de cambios favorables para los presos políticos y son sólo engaños para mejorar la fachada en el exterior.
El timbre sobre el documento de excarcelación de Ariel Sigler Amaya lo dice todo: licencia "extrapenal".
Eso significa que la cadena que aún lo ata puede ser recogida en cualquier momento.
Apuntes de una Periodista
Quizás la estrategia de Raúl Castro esté encaminada a mejorar la temible fachada de su tiranía.
Es como cuando individuos inescrupulosos pintan con cal blanca la propiedad para tapar los deterioros de años de negligencia en el edificio para poder engañar a los incautos.
O cuando un vendedor inmoral de automóviles, lustra el vehículo y altera el odómetro, en su afán por venderlo y pregona, sin ninguna clase de escrúpulos, que es una ganga estupenda.
Los anuncios cosméticos del régimen cubano a la Iglesia de que se excarceló a un preso político enfermo y de que se producen algunos traslados de presos de un lado a otro, sólo tienen como finalidad crear el ambiente de "aquí no pasa nada", ante dos importantes eventos en que la Dictadura quiere poner su cara remozada.
Se trata de la reunión de la Unión Europea, (UE), prevista para este lunes y la llegada a Cuba de una delegación del Vaticano.
En el primero, el régimen cubano quiere mostrar que "ha limpiado la casa".
La finalidad es cambiar la actitud de los miembros de la UE, quienes suspendieron las negociaciones el pasado 6 de abril en Madrid, horrorizados ante la muerte -dos meses antes- del disidente cubano Orlando Zapata, luego de 85 días en huelga de hambre, con la que pedía libertad para los presos políticos.
El lunes, los ministros europeos debatirán la posibilidad de abrir un "proceso de reflexión sobre el futuro de las relaciones con Cuba", lo que apuntaría a un mínimo gesto de apertura, si bien éste estaría subordinado a "esfuerzos de la otra parte".
De ahí ese esfuerzo de la otra parte. Y la presencia de la escoba virtual de Raúl Castro, quien está barriendo a los presos políticos debajo de la alfombra para que no se vean. Y los que aún se asoman, aparezcan sonrientes y agradecidos al bondadoso gobierno de La Habana, personificado en Raúl Castro, quien hace concesiones por ellos.
Y en el segundo evento, también la "limpieza de casa" le servirá a la Dictadura para estar presentable frente a la llegada de la delegación del Vaticano, presidida por el canciller de la santa Sede, Dominique Mamberti.
Sin embargo, las excarcelaciones y los traslados son insuficientes. No demuestran ninguna voluntad real de cambios favorables para los presos políticos y son sólo engaños para mejorar la fachada en el exterior.
El timbre sobre el documento de excarcelación de Ariel Sigler Amaya lo dice todo: licencia "extrapenal".
Eso significa que la cadena que aún lo ata puede ser recogida en cualquier momento.
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