Angélica Mora
Nueva York
Apuntes de una Periodista
Todavía no hay una reacción del Régimen de la Habana o del gobierno de Caracas para felicitar al escritor Mario Vargas Llosa por el otorgamiento del premio Nobel de Literatura, pero no importa.
El mundo libre lo felicita de todo corazón, especialmente porque, además de ser un gran escritor, requeriría un galardón especial por su valor en la defensa de la Democracia en el Hemisferio y su preocupación por los pueblos oprimidos.
No importa cómo sea la dictadura que Vargas Llosa ataca: De izquierda como las de Fidel Castro o de derecha como la de Augusto Pinochet.
Para él, dictadura es dictadura donde quiera que se encuentre. Y no le ha vacilado el pulso en la firma de cartas y toda petición abierta, que critique a los gobiernos autocráticos.
El premio Nobel que acaba de recibir no es por política, sino por Literatura. Pero su pensamiento de hombre libre no puede dejar de aflorar en cada uno de sus escritos.
Hugo Chávez acordó debatir con el escritor peruano en una reciente visita de éste a Caracas. Luego se arrepintió y dio excusas que nadie creyó para no comparecer, porque sabía que no podría responder las preguntas que se le hicieran, especialmente la interrogante de por qué había vendido Venezuela a Cuba.
Los mandatarios que mantienen hoy las manos en los bolsillos, ignorando aplaudir a Vargas Llosa, son los que en su pequeñez no saben reconocer la grandeza.
La mediocridad se demuestra ignorándolo y si se ven forzados a decir algo en los próximos días, será a regañadientes.
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