Liberan a preso cubano tras 18 años en prisión
Juan O. Tamayo-Tomado de El Nuevo Herald
Un disidente cubano que pasó 18 años en prisión acusado de poner una bomba en una oficina de Seguridad del Estado dijo tras ser puesto en libertad el jueves que todas las cárceles de la isla sufren de “condiciones infrahumanas”.
Rafael Ibarra, de 42 años, dijo que el gobierno le ofreció soltarlo en el 2010 si él aceptaba exilarse a España, como parte de la promesa del gobernante cubano Raúl Castro al cardenal Jaime Ortega de liberar a todos los presos políticos. Pero él rehusó, agregó Ibarra.
Ibarra fue condenado a 20 años de cárcel en 1994 por un cargo de sabotaje en conexión con la explosión de un cartucho de dinamita en una oficina de la Seguridad del Estado en el municipio de San Miguel del Padrón, en La Habana.
Dijo que el atentado —un raro caso de violencia contra la agencia gubernamental a cargo de vigilar y controlar a los disidentes– en efecto había tenido lugar, pero negó haber jugado papel alguno en el mismo. Nadie sufrió lesiones en la explosión
.
Ibarra sufrió problemas de la vista en la cárcel, y necesita un chequeo médico a fondo por otros problemas de salud, declaró a El Nuevo Herald durante una entrevista telefónica desde La Habana, poco después de haber salido de la cárcel del Combinado del Este en la capital.
Esos problemas de salud fueron el resultado de las terribles condiciones en las cárceles de Cuba, tanto para los presos políticos como para los presos comunes, declaró.
“Todos sufrimos condiciones infrahumanas: hacinados, filtraciones de aguas albañales, nutrición difícil, agua para animales”, comentó, y agregó que la peor cárcel que conoció fue una en la provincia de Camagüey en la que pasó tres años.
“Eso fue terrible”, afirmó Ibarra, y su fuerte voz se apagó. “Los presos en Cuba sobreviven solamente a través de la ayuda de familiares” que traen comida, ropa, medicinas y sábanas durante sus visitas.
Ibarra, miembro fundador y ex presidente de la organización disidente Movimiento 30 de Noviembre Frank País, dijo que él entendía por qué más de 100 presos aceptaron exiliarse en España bajo el programa de liberación de Castro.
“No estoy diciendo que lo que hicieron los otros es malo, pero yo en mi posición no acepté la oferta”, declaró. “Hubiera sido una humillación aceptar eso. La lucha no puede parar sólo porque pasamos 18 años en la cárcel”.
Amplió que dos hijas suyas que viven en Miami, Gladys y Rosalía, estaban viajando a la carrera a La Habana para reunirse con él, y que tenía la esperanza de viajar a Estados Unidos en algún momento. Pero agregó que era demasiado pronto para decidir si dejaría Cuba para siempre o solamente por una visita.
Su esposa, Maritza Lugo Fernández, cofundadora del Movimiento 30 de Noviembre en 1991, cumplió una condena de dos años y fue arrestada más de 30 veces. Ella abandonó Cuba para irse a Miami en el 2002 porque Ibarra quería que sus hijas vivieran en paz y democracia.
El Movimiento 30 de Noviembre hizo público un comunicado diciendo que “nos regocijamos de su puesta en libertad [la de Ibarra] y… le recibimos con orgullo por su valentía en todo momento durante tantos años”.
Elizardo Sánchez Santa Cruz, quien dirige la respetada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, afirmó que Ibarra estaba en su lista de presos políticos aunque había sido acusado y condenado por un acto de violencia.
El gobierno comunista de Cuba acostumbra a hacer acusaciones fraudulentas y usar la violencia contra los disidentes, explicó, así que como quiera el atentado a la oficina de la Seguridad del Estado fue “violencia contra violencia”.
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