Angélica Mora
Apuntes de una Periodista
Nueva York
La reunión entre el Papa Benedicto XVI y Fidel Castro se produjo el miércoles en la Nunciatura Apostólica, en el último día de la visita del Ilustre Prelado a Cuba, pero sus repercusiones siguen aflorando desde la Cripta Pontificia.
La gran pregunta:
¿Se habrá lavado el Papa las manos con agua bendita, después de haber estrechado las siniestras -por 31 minutos- del sanguinario Máximo Líder de la Robolución cubana? ¿O no las tuvo todo el tiempo cogidas?
La segunda pregunta:
¿Qué se hace para neutralizar la tiña de un excomulgado?
Porque Fidel Castro fue excomulgado por el papa Juan XXIII. Era el «Santo Padre de la paz» y de la concordia, pero tenía que hacer frente a un Castro que, desde 1961, estaba expropiando las escuelas religiosas, reprimiendo las manifestaciones católicas y expulsando de la isla a centenares de sacerdotes y religiosos.
El tiempo vuela y en el 2012 la decisión del Vaticano de excomunión sigue en pie.
Sin embargo, se supo que la reunión entre el Papa y el Excomulgado fue muy cordial. “La conversación fue muy animada” y Fidel vistió de negro para ponerse a tono con su alma.
Como siempre quiere alterar las cosas, curioso le preguntó al Pontífice cómo lo habían hecho para hacer los cambios litúrgicos en las misas.(¿?)
El Padre Lombardi, vocero del Vaticano, contó los detalles del encuentro.
“Supe por boca del Papa como fue... Se trató de una conversación muy animada, un verdadero intercambio de argumentos El intercambio fue intenso y cordial” (¿?).
“Fidel hizo varias preguntas al Papa para conocer su pensamiento sobre diversos temas”, agregó el Padre Lombardi, al destacar que el “líder máximo” de la revolución, ex alumno de los jesuitas, lleva “una existencia consagrada a la reflexión cultural sobre el mundo de hoy”.
“Él (Castro) interrogó al Papa sobre tres cosas.
La primera fue sobre los cambios litúrgicos en la misa. Entonces el Papa le explicó el sentido de esa renovación”.
“Después Fidel Castro preguntó: ¿qué hace un papa?".(¿?)
“Al final, la tercera pregunta abordada fue sobre las dificultades de los tiempos modernos”.
Ambos destacaron lo viejo que están. Fidel Castro tiene 85 años y Benedicto 84.
El Papa le dijo a Castro: “yo estoy viejo, pero de todos modos puedo cumplir mi deber”.(¡!)
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