Angélica Mora
Apuntes de una Periodista
Nueva York
Me recordó aquel hombre que a fines de la década de los 80 gritó en una pelea de boxeo: ¡Abajo Fidel!
Lo que aconteció se perdió en la nebulosa del tiempo, sin que se supiera su nombre aunque sí su destino: Su acto de valentía fue tildado como locura y -según se supo más tarde- fue encerrado en una celda en un hospital psiquiátrico.
Este lunes, otro cubano cometió igual acto de valentía, sin precedentes en una sociedad inmutable, que sigue atada al carro del conformismo, porque no quiere perder lo poco o nada que hasta ahora le da el Estado.
Hasta el momento de redactar esta crónica, no se sabe el nombre de este valiente. Ni el lugar donde se encuentra recluido, luego de haber sido golpeado y arrastrado fuera de la Plaza Antonio Maceo donde el Papa Benedicto XVI celebraba su misa "para cubanos expresamente escogidos por su "fidelidad" con el sistema".
Sería bueno saber también el nombre del esbirro, disfrazado de miembro de la Cruz Roja, que se abalanzó y agredió a este desconocido con golpes de kárate, ya indefenso sujeto por los brazos por parte de miembros de la Seguridad del Estado.
El hecho ocurrió poco antes de la primera misa del Papa en Santiago de Cuba, cuando el desconocido se puso a gritar “Abajo el Comunismo”.
Los periodistas extranjeros y la opinión pública en general no deben olvidar este suceso, que demostró el descontento de los cubanos ante la doctrina comunista, aplicada a la fuerza por los Hermanos Castro hace 53 años, y que un joven tuvo el valor de demostrar, pese a los enormes esfuerzos del régimen por ocultarlo.
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