Monday, March 5, 2012

¿O SE PEINAN O SE HACEN PAPELILLOS?

La disidencia, entre el rechazo y el apoyo a la visita de Benedicto XVI.

 'Si no se va a solidarizar con las víctimas es bueno que no venga', dice Fariñas. 

Rechazar la visita del Papa 'es castigar a la víctima dos veces', considera Payá.

Las Damas de Blanco rezan por hablar aunque sea un minuto' con el Papa

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La disidencia se debate entre el rechazo y el apoyo a la visita del papa Benedicto XVI, reporta DPA. Mientras algunos opositores ven con buenos ojos la llegada del pontífice a la Isla a finales de marzo, otros consideran que ésta podría ser vista como un mensaje condescendiente con la política del régimen.
Casi 750 disidentes firmaron esta semana una carta pública en la que llaman a Benedicto XVI a reconsiderar su visita a Cuba, la segunda de un pontífice católico tras la de Juan Pablo II en 1998.
Aunque la misiva no pide explícitamente al Papa que desista del viaje, sí sugiere que serviría en la situación actual para respaldar la represión del Gobierno.
"Su presencia en la Isla sería como enviar un mensaje a los represores de que pueden seguir haciendo lo que quieran, que la Iglesia lo va a permitir", señala la carta, enviada a los medios de comunicación.
"La corriente que hizo la carta, que es una corriente bastante grande, piensa que el Papa no debe venir", confirmó a la agencia DPA la opositora Martha Beatriz Roque, una de las 749 firmantes y miembro del Grupo de los 75 disidentes condenados en 2003.
Roque reconoció no obstante que a esa posición, representada por un sector al que calificó de "liberal", se oponen, por ejemplo, las Damas de Blanco.
Según la lista que acompaña a la carta, a la iniciativa se han sumado conocidos disidentes como Jorge Luis García Pérez (Antúnez), Guillermo Fariñas, Iris Pérez Aguilera, Idania Yanes Contreras, Pedro Argüelles Morán y Sara Martha Fonseca.
Sin embargo, la iniciativa no habría logrado la firma de otros importantes opositores, muchos de ellos miembros del Grupo de los 75 que rechazaron el destierro a España, como Oscar Elías Biscet, José Daniel Ferrer, Ángel Moya, Iván Hernández Carrillo, Félix Navarro, Librado Linares y Héctor Palacios. Tampoco aparecen en la lista veteranos disidentes como Elizardo Sánchez Santacruz, Oswaldo Payá, Manuel Cuesta Morúa, René Gómez Manzano y Félix Bonne.
Guillermo Fariñas, uno de los que se unió a la iniciativa, admitió que entre los opositores hubo un debate por la propuesta para la carta, en la que finalmente se matizó el pedido al Papa de que no vaya a Cuba.
La misiva circuló entre varias personas y "se le hicieron algunos arreglos", comentó a DPA.
"Yo tengo una posición intermedia", agregó. Si el Papa "se va a solidarizar con las víctimas es bueno que venga, si no se va a solidarizar con las víctimas es bueno que no venga", resumió.
Fariñas pidió que los responsables del viaje papal difundan la agenda íntegra de Benedicto XVI en Cuba, para saber si el pontífice accederá a reunirse con representantes de la disidencia. Las Damas de Blanco enviaron el pasado 5 de diciembre una carta solicitando una entrevista al Papa, señaló Berta Soler, portavoz del grupo.
Se refirió además a algunos de sus intercambios con Martha Beatriz Roque, que fue quien difundió la carta. "Me dijo que iban a enviar una carta al Papa pidiendo que se reuniera con la sociedad civil y, si no, que no viniera a Cuba", dijo Soler a DPA. "Ella sabe que yo no estaba de acuerdo con eso".
Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación, también dejó claro por qué no comparte la posición contraria a la visita.
"Cuba es como una gran cárcel —sostuvo—, y nadie en una cárcel dice 'como los carceleros maltratan a los prisioneros vamos a suspender la visita de los amigos y las familias'… es castigar a la víctima dos veces".
La visita de Benedicto XVI, que llegará el 26 de marzo a la Isla procedente de México para una estancia de dos días, ha levantado expectativas en algunos sectores de la sociedad mientras el régimen lleva a cabo un programa de ajustes económicos.
Sectores cercanos a la Iglesia Católica han pedido un proceso de "actualización" política adicional a las medidas económicas tras décadas de monopolio estatal.
La visita de Juan Pablo en 1998 abrió una nueva etapa de relaciones entre la Iglesia Católica y el Gobierno tras años de tensiones.
En los últimos años la jerarquía católica se ha convertido en un interlocutor habitual del Gobierno e incluso ha mediado para la liberación de presos políticos.

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