DESDE EL BLOG LA CURRA DE CUBA
La Congresista Ileana Ros-Lehtinen hablando en el evento que realizó para entregar a ex prisioneras políticas cubanas un Certificado Especial Congresional. Una preciosa actividad que todas agradecimos.
Miami, sábado 24 de abril de 2010.
Buenos días:
Ante todo quiero dar las gracias a la Congresista, Ileana Ros-Lehtinen por su eterna labor en el Congreso norteamericano a favor de la libertad de Cuba. Agradezco también a esta gran nación que me acogió como refugiada política y me ha permitido ser libre, porque desde que nací, en el “año de la desgracia” como yo le llamo, en 1959, nunca lo había sido. O más bien sí, en los tres años que estuve encarcelada y en mis años como opositora fui más libre que nunca, pero siempre con la espada de Damocles sobre mi cabeza.
Para mí la prisión no significó una derrota en mi lucha, sino una fase que tuve que vivir para fortalecer aún más mis principios, y el por qué de esa batalla que todavía continúo.
Y no sobreviví en ella por mi valor extraordinario, ni nada de eso. Sobreviví porque ya tenía dentro de mí la enseñanza de muchas mujeres que, cuando yo llevaba una asquerosa pañoleta de pionero al cuello y tenía que gritar consignas absurdas, ellas eran pateadas, golpeadas salvajemente y mutiladas con chorros de agua a presión y bastonazos dados por quienes se hacían llamar hombres.
También quiero reconocer a Mignon Medrano, quien escribió el libro “Todo lo dieron por Cuba”, que me enseñó tanto de la realidad del presidio político femenino. Un libro interesante y aterrador.
Ese presidio político femenino de la “Era de la barbarie” fue el que me enseñó que había que soportar lo que fuera, por encima de cualquier sufrimiento, cualquier dolor o cualquier separación familiar. Fueron esas prisioneras políticas, muchas de ellas hoy sentadas aquí, las que me dieron una lección de vergüenza, dignidad y de valor, aún cuando no había puesto un pie en la cárcel.
A ellas también mi perpetuo agradecimiento por haberme enseñado el camino de la lucha por la libertad de esa patria sometida que pronto, quizás más pronto de lo que pensamos, será libre.
Muchas gracias a todas ustedes.
Buenos días:
Ante todo quiero dar las gracias a la Congresista, Ileana Ros-Lehtinen por su eterna labor en el Congreso norteamericano a favor de la libertad de Cuba. Agradezco también a esta gran nación que me acogió como refugiada política y me ha permitido ser libre, porque desde que nací, en el “año de la desgracia” como yo le llamo, en 1959, nunca lo había sido. O más bien sí, en los tres años que estuve encarcelada y en mis años como opositora fui más libre que nunca, pero siempre con la espada de Damocles sobre mi cabeza.
Para mí la prisión no significó una derrota en mi lucha, sino una fase que tuve que vivir para fortalecer aún más mis principios, y el por qué de esa batalla que todavía continúo.
Y no sobreviví en ella por mi valor extraordinario, ni nada de eso. Sobreviví porque ya tenía dentro de mí la enseñanza de muchas mujeres que, cuando yo llevaba una asquerosa pañoleta de pionero al cuello y tenía que gritar consignas absurdas, ellas eran pateadas, golpeadas salvajemente y mutiladas con chorros de agua a presión y bastonazos dados por quienes se hacían llamar hombres.
También quiero reconocer a Mignon Medrano, quien escribió el libro “Todo lo dieron por Cuba”, que me enseñó tanto de la realidad del presidio político femenino. Un libro interesante y aterrador.
Ese presidio político femenino de la “Era de la barbarie” fue el que me enseñó que había que soportar lo que fuera, por encima de cualquier sufrimiento, cualquier dolor o cualquier separación familiar. Fueron esas prisioneras políticas, muchas de ellas hoy sentadas aquí, las que me dieron una lección de vergüenza, dignidad y de valor, aún cuando no había puesto un pie en la cárcel.
A ellas también mi perpetuo agradecimiento por haberme enseñado el camino de la lucha por la libertad de esa patria sometida que pronto, quizás más pronto de lo que pensamos, será libre.
Muchas gracias a todas ustedes.
Mi discurso de apenas dos minutos (arriba)
Certificado Especial Congresional entregado por la Congresista Ileana Ros-Lehtinen.
Dando un breve discurso en el evento
Hablando a mis compañeras de prisión, a las de mis tiempos y a aquellas que cuando apenas nacía, ya estaban en las cárceles.
La Congresista Ileana Ros-Lethinen a su llegada al evento que realizó en el Koubek Center para entregar un Certificado Especial Congresional a ex presas políticas, tanto del Exilio, como las que están en la isla.
De espaldas, Blanca González, al frente la Congresista Ileana Ros-Lehtinen y a los lados, Mercedes Parada Antúnez y Carmen Julia Arias.
De derecha a izquierda: Carmen Julia Arias, Blanca Reyes (madre del preso político Normando Hernández), la Congresista Ileana Ros-Lehtinen y Mercedes Parada Antúnez.
Cary Roque, periodista en el Exilio, dijo unas palabras a sus compañeras de cautiverio.
La periodista Ninoska Pérez Castellón, invitada por la Congresista Ileana Ros-Lehtinen, dijo unas palabras al público presente.
La periodista Ninoska Pérez Castellón, invitada por la Congresista Ileana Ros-Lehtinen, dijo unas palabras al público presente.
La Dra. Ana Lázara Rodríguez hablando en el evento.
Presas políticas cubanas aplauden a sus compañeras de prisión en el evento.
María Márquez contando una anécdota de sus años de prisión
De derecha a izquierda: María Márquez, Manuela Calvo, Ana Lázara Rodríguez, la Congresista Ileana Ros Lehtinen, Cary Roque, y yo.
Aleida Valdés
Ana Lázara Rodríguez
Dra. Caridad Vega
Cary Roque
Elba Torres Mesa
Estrella Riesgo
Felicia Hernández
Gloria Argudín
Gladys Ruisánchez
Hilda Rodríguez Liriano
Irma Fernández Llorca
Juana Sánchez Piloto
Ex presas políticas, familiares y amigos en el Koubek Center de Miami, ubicado en 2705 SW 3rd. Street.
Cary Roque (derecha) frente a Mercedes Roselló, detrás se encuentra Reina Peñate. Todas estuvieron presas en la misma época.
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