Angélica Mora
Florida
Apuntes de una Periodista
Hay historias e historias. Todo es según el color con que el Régimen de La Habana quiera hacerla ver.
La Cúpula Gobernante de Cuba gira regularmente instrucciones a sus acólitos, repartidos estratégicamente en diferentes partes del mundo.
Las reglas son presentar a la opinión pública internacional historias pintarrajeadas con tonos optimistas para dorar la píldora y que se traguen en el exterior que las nuevas reformas económicas son todo un éxito y son bien recibidas por la población.
La verdad no puede ser más diferente. De una manera u otra recibo buena información desde la Isla.
Allá no hay lugar para el engaño, porque la realidad es demasiado cruda para pintarla de colores. La mayoría de los cubanos están inquietos, temerosos y esperan lo peor si la situación económica no cambia en el futuro.
La píldora puede ser tragada afuera, pero no adentro.
El impacto diario y el choque con la verdad mantiene sobrio al cubano, que ve el abuso del gobierno en haber descargado nuevamente su ineficacia y fracaso en sus hombros.
Antes de que aplicaran las últimas reformas, los inspectores contaban las mesas toleradas en los Paladares y sólo permitían un número restringido de empleados.
Hoy quieren que todos los pequeños negocios, a los cuales se otorgan licencias, tengan el mayor número posible de ayudantes. La cláusula es una forma, por parte del gobierno, de absorber la cesantía -hasta el momento- de medio millón de trabajadores.
Los cuentapropistas se quejan que las pocas ganancias de sus minúsculas empresas se van en el pago de empleados que no se necesitan.
Agréguese al salario del ayudante el impuesto mensual de 70 pesos en moneda nacional, la contribución al seguro social y otros nuevos costos.
De los casi 80 mil nuevas licencias pedidas desde que se inició el año, más de la mitad no han obtenido éxito en las nuevas labores independientes por falta de materia prima o ayuda por parte del gobierno en créditos o empréstitos.
Miles de cuentrapropistas han devuelto las licencias a las pocas semanas que éstas le fueran otorgadas.
Otros pequeños negociantes están a la espera de que algún movimiento los haga tener un poco de confianza en los nuevos decretos, antes de iniciar con cautela sus pequeñas operaciones particulares. Muchos negocian clandestinamente sus artesanías y productos caseros.
El recelo es justificado porque los inspectores de la Oficina Nacional de la Administración Tributaria,ONAT, han informado a los interesados que a partir del próximo mes las licencias se otorgarán con el requisito que el receptor tendrá la obligación de retenerlas por lo menos por un año.
Esto significa que el cuentapropista deberá pagar los permisos e impuestos correspondientes de 12 meses, antes de poder devolverlos, independientemente del éxito o fracaso de su negocio.
Ante la realidad, no hay Píldora que valga en Cuba, por muy lindo color que tenga en el extranjero.
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