Thursday, June 21, 2012

No quedará nada por ver

"Los Castro, ya que no pudieron hacer polvo al mundo en los sesenta, decidieron vaciarle los bolsillos al mundo y al capitalismo en su misma jeta y muertos de la carcajada, robarles hasta el alma."

 

 

A los cubanos no nos quedará ya más nada por ver. En 53 años, francamente, ¿qué no hemos visto? Empezando porque el mundo estuvo a punto de hacerse cenizas en manos de los soviéticos y de Fidel Castro, allá por los lejanos sesenta con los misiles rusos apuntando desde la isla hacia Estados Unidos, y todavía hay quienes aplauden semejante barbaridad; y siguiendo por la célebre frase de Raúl Castro, también allá por los sesenta, cuando afirmó que soñaba con volar en pedazos a Nueva York entero, regalo que en buena medida le hizo el finiquitado Ben Laden, y miren, ahí está Raúl, todavía dando por el sainete póstumo, y recibido y recibiendo a jefes de estado elegidos democráticamente.

El día que en Cuba se puedan hacer películas enlatadas en el peor estilo hollywoodense tendremos temas hasta para hacer rosquillas. Proliferarán los biopics, hoy tan a la moda, sobre los peores personajes de nuestra historia más reciente, encabezando la lista los dos tiranos, sin duda alguna, que aparecerán como héroes mundiales. Todo lo que hemos vivido y padecido en carne y huesos propios lo verán y disfrutarán nuestros hijos y nietos en la gran pantalla. Eso sí, si antes no se acaba el mundo, por cuenta de una graciecita de algún arrebatado inspirado en los locos que dominaron el mundo desde una pequeña isla del Caribe.
De todo habrá en temas como en botica. Desde aquellos interminables discursos excesivamente teatrales y dramáticos del Orate en Jefe que duraban siete horas y media, hasta los mensajes cortos o tuits que hoy escribe a diario con su mente ya diluida más que perdida en las batallas más insólitas, contra los enemigos más improbables: el imperialismo yanqui, el mosquito Aedes Aegypti, la moringa y la morera, el yoga y los yoguis; en fin, que el Coma Andante no tiene quien le escriba, ni siquiera su amigo el Gabo, que al parecer también anda por los celajes o finge, y por lo tanto, ha decidido atropellar y torturar al mundo, a un paso del más allá, con su diarrea cerebral. 
Entretanto, su hermano, todavía a la sombra, continúa enfrascado en acabar con los cubanos, de preferencia pobres y negros, y en destruir lo poco que queda de la Perla de las Antillas que ya no es más que un trozo machacado de falsa y reseca roca salitrosa, ¡qué digo, si hasta la sal la han aniquilado!
Lo dicho, inclusive todo este esperpento devendrá un día no muy lejano, material literario y filmográfico. Literario no sé, he empezado a dudarlo, porque no sé si nuestros hijos y nuestros nietos conseguirán perpetuar la... –especie iba a decir, pero la mujer seguirá insistiendo, empecinada en embellecer el mundo–, en perpetuar la literatura y a los verdaderos autores. El cine, por el camino que va, tan jodido como la literatura, aunque algo quedará de casero para colgar en You Tube, porque está cercano el día en que cada uno de los ciudadanos del planeta sea considerado cineasta por traficar un video casero de un asesinato real tornado en obra artística. Bueno, ya lo hemos visto con el descuartizador de Montreal, aunque ya lo verán, muy pronto, en breve, en lugar de ser extraditado con la intención de ser juzgado, por el contrario será invitado a un Festival de Cine de gran prestigio o a los Oscar a recoger el primer premio de dirección y actuación. Pues fíjense qué bonito se nos pinta el futuro a los cubanos, que tendremos material de sobra para producir los filmes de horror y de terror que ni siquiera podríamos ni calcular en la actualidad.

Imagínense la historia que recién estamos leyendo en El Nuevo Herald, El Nuevo Granma –lo llaman ya una enorme cantidad de algunos–, ese periódico de Miami, acerca del robo al Medicare de millones y millones de dólares desviados hacia bancos castristas por falsos exiliados cubanos. O sea, seamos concretos, los Cinco Espías (otro tema de película de las que interesarán, porque olvídense de que la gente querrá ver algo heroico sobre los cuatro cubanos asesinados en las Avionetas de Hermanos al Rescate, no, los cubanos romperán las puertas de los cines para deleitarse con los crímenes cometidos por los Cinco hijos de mala madre terroristas que entre sus muchos asesinatos cuentan con el de los Cuatro jóvenes exiliados de verdad), los Cinco Espías, les comentaba, son niños de teta comparados con los involucrados en este robo, un defalco cometido al Gobierno de los Estados Unidos en sus mismas narices y desde el mismo corazón del imperio. 

Porque la cosa es que los Castro, ya que no pudieron hacer polvo al mundo en los sesenta, decidieron vaciarle los bolsillos al mundo y al capitalismo en su misma jeta y muertos de la carcajada, robarles hasta el alma, como en esos filmes donde los vampiros chupan y chupan y dejan a la víctima flotando en el aire como una telita de cebolla, o como esos edificios que explotan desde el interior, y primero vemos una tremenda polvareda, y luego, ¡zas! Nada por aquí, nada por allá, no queda nada. Nada por ver, como en un show de Houdini o de David Coperfield. Dos magos como todos los magos, de dudosa reputación. Aunque comparados con los dos brujos satánicos de Aquella Isla, tampoco se les puede achacar nada en contra, como no sea que dejan inextricablemente la impresión de que somos verdaderamente Nada fugaz.

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