Thursday, October 4, 2012

La mordida del lobo moribundo



¡LIBERTAD Y VIDA!
Por Zoe Valdés


04.10.2012
08:36 AM
Dicen que la mordida del lobo moribundo es la que más tranca, que algunos cazadores cuentan que cuando se han acercado a verificar que el lobo al que le han disparado está muerto éste se les ha venido encima, aullando de dolor y fiereza, y les ha saltado al brazo o al cuello, con la mordida más fuerte y diestra, y los colmillos más certeros que nunca.

El lobo se sabe perdido, pero quiere, ansía la sangre.


Eso es lo que le pasa a Chávez, se sabe perdido, y por eso quiere sangre, más de la que ya se ha derramado durante estas casi tres décadas de sus consecutivos y dictatoriales mandatos. Ha prevenido que, o gana él o correrá la sangre, armará a sus militantes, y habrá una guerra. ¿Es esa la democracia en la cree el señor Chávez? Eso no es democracia, eso se llama tiranía. Tiranía al estilo de los Castro, de Hitler, de Stalin, y de todos sus antiguos y actuales amigos del Oriente Medio.


La mordida del lobo es peligrosa, lo sabemos, pero el cazador está más vivo que nunca, y sabrá arrancarse los belfos de un tajo. Es lo que está haciendo Capriles.


Mientras más oigo a Capriles más convencida estoy de sus posibilidades de ganar estas elecciones de manera limpia, sin trampas, y siempre brindando la posibilidad a los venezolanos de que se pongan a reflexionar antes que a obedecer.


Como podrán ustedes imaginar, detesto los discursos populistas, y he sentido miedo con esos discursos rayanos en el populismo, tan propios de las campañas presidenciales; creo que al contrario de Chávez, y sabiendo que tendría que rebajarse al mismo nivel en algunos casos, Capriles ha sabido manejar magistralmente un sexto sentido para hablar con el corazón, con la verdad, sin caer en panfletismos y mucho menos en promesas vanas, ni en la banalidad del absolutismo.


Por cierto, la banalidad del discurso de Chávez, sus mentiras, sus proyectos atribulados, a cual más desproporcionado en relación a la economía, lo han conducido a un entramado de violencias verbales, que han pasado de ser elocuentes a convertirse en chusmería, violencia, chabacanería a pulso, y manoteo siniestro. Y es lo que, no olvidemos, lo ha conducido a entregar el petróleo venezolano sin nada a cambio a los Castro.


Pero olvidemos los discursos, por un instante cerremos los ojos y aclaremos nuestro pensamiento con los programas que han presentando uno y otro candidato.


El programa de Capriles existe, publicado, dicho, expuesto claramente. Es un programa convincente, real, y muy positivo para el futuro de la juventud venezolana. Ganando Capriles ganaría Venezuela pero también ganaría el mundo sumido en la actualidad en una crisis que ninguno de esos verbodiarréicos que ya conocemos solucionará de ninguna manera.


El programa de Chávez es el programa de los Castro, sólo tienen que verse en un espejo 53 años después, qué somos, dónde estamos los cubanos. En un pozo sin fondo, en una ciénaga.


Ganando Capriles Venezuela será de nuevo situada en el mapa internacional como una nación que se respeta por sus valores comunes, y no por la payasería de un solo hombre. Con el perdón de los payasos.


Ganando Capriles Venezuela retornaría a la normalidad tan necesaria para crecer en todos los sentidos, con proyectos y programas sociales, educacionales, económicos, políticos, sin que vengan nadie de afuera, ni castristas ni iraníes ni sirios, nadie, a marcarles el paso, a entrometerse trazándoles una ruta a su conveniencia.


Ganando Capriles el camino sería trazado de la siguiente manera: El lobo tendría que hundirse en su madriguera, no por mucho tiempo, porque tiempo no le quedará. Pero recuerden, amigos, que la mordida podría ser mortífera. Así que es el momento de acorralarlo en la madriguera y cerrarle toda entrada de aire.


Capriles ganará el 7 de octubre y Venezuela saldrá, por fin, del oscurantismo del chavismo. El lobo tendrá entonces que morderse la cola, antes de expirar.


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