Por Iliana Curra
Su vida está llena de heroicidad. El hecho de que el régimen castrista lo ha estado atacando en su portal de Cubadebate dice mucho. Los epítetos que le pusieron demuestra el miedo que sentían ante un hombre como el Chino Aquit. La última vez que nos vimos fue en Orlando, en la protesta que le hicimos al esbirro de la dictadura militar cubana, Silvio Rodríguez que, por cierto, fue todo un éxito. Si entraron 350 personas a verlo cantar, fue demasiado. Tuvieron que hasta cambiar la hora del concierto para esperar que llegara más gente. Y allí estaba Reinaldo Aquit, conocido cariñosamente como el Chino, junto a su esposa Betty, su novia de toda la vida.Cada vez que haya una protesta, una acción contra la dictadura, él estará junto a nosotros, porque hombres así no pueden morir jamás, el legado que dejan es tan inmenso que es por eso que siguen vivos. Su hermano, que fue fusilado por la tiranía y a quien pasaron ya muerto junto a su ventana enrejada para torturarlo, fue su inspiración. Su vida entera la dedicó a Cuba, a su libertad que no pudo ver físicamente. Pero convencida estoy que estará siempre en esa isla que dejó después de una larga prisión, porque nunca se fue de ella.
Como siempre les digo a aquellos que se nos van físicamente: no te digo adiós, te queda mucho por hacer y una de ellas es estar con nosotros hasta que Cuba sea libre de verdad. Es en ese momentos entonces que descansarás en paz. Mientras, seguimos la lucha.
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