Angélica Mora
Nueva York
Apuntes de una Periodista
El descubrimiento de una red de espías que trabajaba para Rusia parece una copia de la película "Breach" (Brecha), la historia de Robert Philip Hanssen, el ex agente estadounidense del FBI quien espió para la Unión Soviética desde 1979 hasta el 2001.
Pero esta nueva versión supera con creces ese y otros casos.
El FBI arrestó esta semana a once personas, entre ellas una periodista peruana -nacionalizada estadounidense- por presuntamente espiar para Rusia. El grupo pasó desapercibido por una década sin ser detectado por los vecinos, pero los agentes dicen que sabían de la red desde hace varios años y sólo actuaron porque uno de los implicados pensaba salir de los Estados Unidos en forma permanente.
Se hacían pasar por gente común y corriente, mientras intentaban infiltrar sitios clave de la diplomacia y de los círculos del poder de Washington y Nueva York.
La mayoría de los sospechosos han sido acusados de usar nombres falsos y de hacerse pasar por ciudadanos de Estados Unidos cuando en realidad son rusos. No está claro cómo y dónde fueron reclutados, pero se indica que la operación data de la década de 1990.
Entre los detenidos hay cuatro parejas que vivían en las afueras de Nueva York, Washington y Boston.
Integraba una de estas parejas Vicky Peláez, periodista peruana y columnista del periódico hispano El Diario La Prensa. Su conyuge es conocido por el apodo "Juan Lázaro".
Este tipo de agentes encubiertos son los más difíciles de detectar porque tienen trabajos ordinarios, y viven una vida sin ostentaciones, cortan regularmente el césped frente a sus casas y tratan en lo posible de no llamar la atención de los vecinos.
Estos espías se valían de complicados medios para obtener información sobre diversos temas desde armas nucleares hasta rumores sobre la Casa Blanca y diferente personajes del gobierno de Washington, luego lo pasaban a otros agentes quienes enviaban el material a Moscú.
Los acusados se comunicaban por medio de una red inalámbrica de corto alcance y Laptops portátiles, pero también usaban métodos de la época de la Guerra Fría, como tinta invisible, envíos rápidos de datos por radio y marcas de sitios de entrega de mensajes y documentos en bolsas color naranja en parques y otros sitios públicos.
También se apropiaban de nombres de personas fallecidas, una aparentemente canadiense, para adoptar nuevas identidades.
El sábado pasado, funcionarios encubiertos del FBI vestidos de civil, se reunieron con dos de los acusados, Anna Chapman en Nueva York y Mikhail Semenko en Washington, haciéndose pasar por agentes rusos.
Entre los aspectos curiosos está "el timing" o coincidencia del tiempo en que se produce el estallido de este escándalo. Los arrestos se llevan a pocos días de la visita del presidente ruso Dmitry Medvedev a la Casa Blanca.
Como un dato pintoresco, en medio del drama, el Presidente Obama invitó a su homólogo ruso a comer unas hamburguesas fuera de la Casa Blanca, en un lugar de comida rápida en las afueras del estado de Virginia. Obama dice que sabía sobre este caso cuando se reunió con Medvedev.
Los espías Peláez, Vicky de 55 años, Lázaro, de 65, Chapman y los acusados conocidos como Richard y Cynthia Murphy, residentes de Nueva Jersey, ya comparecieron ante una corte federal de Nueva York, donde un juez ordenó que permanezcan detenidos sin fianza y programó una nueva audiencia para este jueves.
Un misterioso contador, Christopher R. Metsos, vinculado a la red de estos espías urbanos fue capturado en Chipre.
La más interesante del grupo es Vicky Peláez, nacida en Perú, pero que tuvo el cuidado de nacionalizarse estadounidense. Su marido, ciudadano peruano, nació en Uruguay. La pareja tiene más de 20 años en Estados Unidos.
Peláez ha trabajado en El Diario La Prensa como reportera y editora durante 20 años, según la página de internet del rotativo. Es conocida, por sus columnas de opinión, que van acompañadas de su firma y foto, y donde ella despotrica a gusto contra el "Imperio" estadounidense.
O sea que nuevamente se da el caso de gente que llega a los Estados Unidos, logra trabajo apenas pisa la losa del aeropuerto, alcanza un nivel de vida que no tuvo en sus tierras de origen y se convierte en enemigo del país que los acogió.
¿Cuántos hay así, en esta nación generosa, que muerden la mano que se les tiende y sólo quieren su ruina... como se demuestra con estos y otros espías, insertados aquí, sirviendo a sus amos izquierdistas - especialmente del Eje del Mal dominado por los gobiernos de Cuba y Venezuela- en la destrucción de los Estados Unidos?
Pienso que estos arrestos -y los cinco espías de Cuba- son sólo la punta del témpano de los que nos enteramos... o de los que ellos quieren que sepamos.
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