Jorge Fundora Fernández
El punto Fundora
El punto Fundora
por Mario U. Tápanes.
Con este nombre se conoce una de las operaciones más extraordinarias y exitosas realizadas por los movimientos de la resistencia anticomunista en Cuba con anterioridad al desembarco de la Brigada 2506 en Playa Girón el 17 de Abril de 1961. Lleva el nombre de quien fuera la figura clave para su ejecución: Jorge Fundora Fernández, Patricio, como era conocido en el clandestinaje. El 6 de Enero de 1961 dejó el seguro exilio de Miami y regresó a Cuba con órdenes específicas de dirigir y organizar la entrada de los equipos especiales de infiltración de brigadistas con grandes armamentos y materiales de sabotaje para abastecer, fortalecer y entrenar los grupos de acción que operaban en la Isla.
Para trazar los planes de tan difícil y peligrosa tarea, ese mismo Día de Reyes Patricio comenzó a reunirse con Juan José, seudónimo del Ingeniero Ernestino Abreu Horta, Coordinador Civil y Militar del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) en la Provincia de Matanzas y de la aledaña zona de Aguada de Pasajeros. Patricio con su buen conocimiento y contactos en la región de Canasí, escogió un lugar de la costa norte cerca del límite con la provincia de la Habana y formó el grupo de recepción con valientes guajiros asistido de quien fuera su mano derecha, el aguerrido Elpidio (Papo) Santana Pino. También operaban directamente bajo las órdenes de Patricio su hermano Carlos, su primo Luis Fernández Fundora y Erasmo Martínez.
Juan José aportó el engranaje de la red clandestina del MRR que ya estaba muy bien organizado en toda la provincia matancera incluso con algunas guerrillas alzadas en el Sureste.
A mediados de 1960, Juan José había creado en la ciudad de Matanzas una incipiente célula del MRR integrada por el Dr. Luis Socarrás de la Concha, Coordinador; Armando Acevedo, Asistente; el Padre Tito Hernández, Tesorero, y quien redacta estas líneas como Jefe de Resistencia Cívica.
Días después, el Dr. Socarrás expresó que tenía que salir al exilio con su familia, por lo que Juan José lo sustituyó con el Jefe de Resistencia Cívica designándolo Coordinador Regional del MRR del Suroeste de la Provincia que además de la ciudad abarcaba los poblados de Santa Ana, Cidra, Sabanilla, Unión de Reyes, Bolondrón, Ceiba Mocha y Canasí, con órdenes de organizarlos con sus respectivos Coordinadores locales.
Por razones de seguridad, el Coordinador Regional pidió al Padre Tito Hernández, (llamado “El Maestro” por generaciones de jóvenes matanceros) que cesara en su posición y que él mismo designara su sustituto, que lo fué el Dr. Sixto Ramos. Otros nombrados fueron: Jefe de Resistencia Cívica, José (Pepe) Pérez Aguilar; de Acción y Sabotaje, Pedro Casas; de Propaganda, Lionel Rodríguez de la Torre; y de los Obreros, Domingo Pérez Jaén.
La capacidad de organización y la dedicación patriótica de Patricio y Juan José unido al eficaz acoplamiento de ambos, fueron sin duda los factores que hicieron posible que, poco más de un mes después de su primer encuentro, comenzaran las operaciones. En otra fecha que no se olvida, el 14 de Febrero de 1961, Día de los Enamorados, en horas de la noche desembarcaron por El Punto Fundora los 5 miembros del primer Equipo Especial de Infiltración de la Brigada de Asalto 2506. Estaba integrado por su Jefe Jorge Rojas Castellanos, José (Pepito) Regalado, Jorge Recarey, Abel Pérez y Jorge Gutiérrez Izaguirre “El Sheriff” con una historia posterior increíble digna de contarse.
El gran cargamento bélico quedaba resguardado cerca del lugar y los brigadistas caminaban desde la costa hasta un lugar predeterminado de la carretera de la Vía Blanca donde ocultos en la orilla, eran recogidos en carros que por allí circulaban a intervalos hasta dejarlos en casas de seguridad de la Habana. Eran manejados por Patricio, Juan José, el Coordinador Regional u otros miembros del MRR acompañados por una mujer para no levantar sospechas. Entre las que valientemente iban con Patricio y el Coordinador Regional estaban Carmen Fernández Romay y Ogilma Barroso.
En una de las mañanas siguientes al desembarco y en el camión de volteo manejado por su intrépido propietario Sergio Esnard Heydrich con Patricio a su lado, el cargamento bélico se trasladaba a la casona de la finca Ibarra situada cerca de Guanábana en las afueras de la ciudad de Matanzas, donde quedaba custodiado por otro valiente guajiro, Carlos Prieto Brito, encargado de la colonia donde vivía con su familia. El brigadista Jorge Recarey (Julio César) fue designado para instruir a los grupos de acción urbanos de las regiones de Matanzas y Cárdenas y en la misma casona de Ibarra clasificaba y separaba en lotes el material que desde allí eran distribuídos a sus destinatarios en carros y el camión de Esnard.
Después de esta primera misión, se efectuaron 5 más durante Febrero, Marzo y los primeros días de Abril lo que hizo que el número de brigadistas infiltrados por El Punto Fundora ascencendiera a un total de 31. Gran crédito merecen los capitanes de las embarcaciones que desde las costas de la Florida navegaban en la oscuridad de la noche sobre el peligroso y encrespado mar que durante esa época es fuertemente azotado por los vientos Nortes. Eran Kikio Llanso, y Rolando Martínez, quienes en sus viajes de regreso llevaban rumbo al exilio miembros del clandestinaje ya buscados por el G-2 o que estaban “quemados” y algún escapado del cerco de las guerrillas del Escambray. Todas las operaciones realizadas por El Punto Fundora tuvieron un éxito completo, pues nunca fueron detectadas. Brigadistas y armamentos llegaron a sus destinos sin ningún tropiezo.
Entre los monumentos que deberán levantar las nuevas generaciones de la futura Cuba democrática para honrar a los mártires que ofrendaron sus vidas en los esfuerzos iniciados hace 50 a?os por liberar a su Patria del comunismo, no podrá faltar uno allí en aquel histórico lugar de la costa norte matancera en memoria de Jorge Fundora Fernández (Patricio). Detenido en su residencia de la Habana una semana después de fracasada la invasión de Playa Girón sufrió prisión en el Castillo de San Severino en Matanzas y se enfrentó con serena valentía al pelotón de fusilamiento en otra fecha destacada: el 12 de Octubre de 1961, Día de la Raza. Tenía sólo 35 años de edad.
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A continuación un poema de Manuel Artimes Buesa *(EPD), Secretario General del MRR, dedicado a Fundora
Para trazar los planes de tan difícil y peligrosa tarea, ese mismo Día de Reyes Patricio comenzó a reunirse con Juan José, seudónimo del Ingeniero Ernestino Abreu Horta, Coordinador Civil y Militar del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) en la Provincia de Matanzas y de la aledaña zona de Aguada de Pasajeros. Patricio con su buen conocimiento y contactos en la región de Canasí, escogió un lugar de la costa norte cerca del límite con la provincia de la Habana y formó el grupo de recepción con valientes guajiros asistido de quien fuera su mano derecha, el aguerrido Elpidio (Papo) Santana Pino. También operaban directamente bajo las órdenes de Patricio su hermano Carlos, su primo Luis Fernández Fundora y Erasmo Martínez.
Juan José aportó el engranaje de la red clandestina del MRR que ya estaba muy bien organizado en toda la provincia matancera incluso con algunas guerrillas alzadas en el Sureste.
A mediados de 1960, Juan José había creado en la ciudad de Matanzas una incipiente célula del MRR integrada por el Dr. Luis Socarrás de la Concha, Coordinador; Armando Acevedo, Asistente; el Padre Tito Hernández, Tesorero, y quien redacta estas líneas como Jefe de Resistencia Cívica.
Días después, el Dr. Socarrás expresó que tenía que salir al exilio con su familia, por lo que Juan José lo sustituyó con el Jefe de Resistencia Cívica designándolo Coordinador Regional del MRR del Suroeste de la Provincia que además de la ciudad abarcaba los poblados de Santa Ana, Cidra, Sabanilla, Unión de Reyes, Bolondrón, Ceiba Mocha y Canasí, con órdenes de organizarlos con sus respectivos Coordinadores locales.
Por razones de seguridad, el Coordinador Regional pidió al Padre Tito Hernández, (llamado “El Maestro” por generaciones de jóvenes matanceros) que cesara en su posición y que él mismo designara su sustituto, que lo fué el Dr. Sixto Ramos. Otros nombrados fueron: Jefe de Resistencia Cívica, José (Pepe) Pérez Aguilar; de Acción y Sabotaje, Pedro Casas; de Propaganda, Lionel Rodríguez de la Torre; y de los Obreros, Domingo Pérez Jaén.
La capacidad de organización y la dedicación patriótica de Patricio y Juan José unido al eficaz acoplamiento de ambos, fueron sin duda los factores que hicieron posible que, poco más de un mes después de su primer encuentro, comenzaran las operaciones. En otra fecha que no se olvida, el 14 de Febrero de 1961, Día de los Enamorados, en horas de la noche desembarcaron por El Punto Fundora los 5 miembros del primer Equipo Especial de Infiltración de la Brigada de Asalto 2506. Estaba integrado por su Jefe Jorge Rojas Castellanos, José (Pepito) Regalado, Jorge Recarey, Abel Pérez y Jorge Gutiérrez Izaguirre “El Sheriff” con una historia posterior increíble digna de contarse.
El gran cargamento bélico quedaba resguardado cerca del lugar y los brigadistas caminaban desde la costa hasta un lugar predeterminado de la carretera de la Vía Blanca donde ocultos en la orilla, eran recogidos en carros que por allí circulaban a intervalos hasta dejarlos en casas de seguridad de la Habana. Eran manejados por Patricio, Juan José, el Coordinador Regional u otros miembros del MRR acompañados por una mujer para no levantar sospechas. Entre las que valientemente iban con Patricio y el Coordinador Regional estaban Carmen Fernández Romay y Ogilma Barroso.
En una de las mañanas siguientes al desembarco y en el camión de volteo manejado por su intrépido propietario Sergio Esnard Heydrich con Patricio a su lado, el cargamento bélico se trasladaba a la casona de la finca Ibarra situada cerca de Guanábana en las afueras de la ciudad de Matanzas, donde quedaba custodiado por otro valiente guajiro, Carlos Prieto Brito, encargado de la colonia donde vivía con su familia. El brigadista Jorge Recarey (Julio César) fue designado para instruir a los grupos de acción urbanos de las regiones de Matanzas y Cárdenas y en la misma casona de Ibarra clasificaba y separaba en lotes el material que desde allí eran distribuídos a sus destinatarios en carros y el camión de Esnard.
Después de esta primera misión, se efectuaron 5 más durante Febrero, Marzo y los primeros días de Abril lo que hizo que el número de brigadistas infiltrados por El Punto Fundora ascencendiera a un total de 31. Gran crédito merecen los capitanes de las embarcaciones que desde las costas de la Florida navegaban en la oscuridad de la noche sobre el peligroso y encrespado mar que durante esa época es fuertemente azotado por los vientos Nortes. Eran Kikio Llanso, y Rolando Martínez, quienes en sus viajes de regreso llevaban rumbo al exilio miembros del clandestinaje ya buscados por el G-2 o que estaban “quemados” y algún escapado del cerco de las guerrillas del Escambray. Todas las operaciones realizadas por El Punto Fundora tuvieron un éxito completo, pues nunca fueron detectadas. Brigadistas y armamentos llegaron a sus destinos sin ningún tropiezo.
Entre los monumentos que deberán levantar las nuevas generaciones de la futura Cuba democrática para honrar a los mártires que ofrendaron sus vidas en los esfuerzos iniciados hace 50 a?os por liberar a su Patria del comunismo, no podrá faltar uno allí en aquel histórico lugar de la costa norte matancera en memoria de Jorge Fundora Fernández (Patricio). Detenido en su residencia de la Habana una semana después de fracasada la invasión de Playa Girón sufrió prisión en el Castillo de San Severino en Matanzas y se enfrentó con serena valentía al pelotón de fusilamiento en otra fecha destacada: el 12 de Octubre de 1961, Día de la Raza. Tenía sólo 35 años de edad.
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Silencio ... Noche ... Luces ... Movimiento de sombras en la costa. Rugido de motores que se acercan con el vientre repleto de pistolas, para teñir la angustia de la Patria con un pincel de aurora Vienen con la esperanza de un futuro cabalgando en las olas para dejar su carga de ilusiones en el "Punto Fundora" Silencio ... Noche ... Luces ... Y hay arenas que tiemblan en las botas de campesinos ávidos de palmas que escarban las entrañas de la gloria, Pescadores descalzos que se suman a la labor contra la llaga roja Y hay un hombre que quiebra los peligros con su voz dominante y poderosa. Un varón sacudido de explosiones, que se llama Fundora Silencio ... Noche ... Luces ... Una mancha de sangre sobre rocas. Un rugido de voces extranjeras y un grito de fusil entre las sombras. Un rostro que se siembra en el recuerdo y un alma que se eleva hacia la Historia, desde donde nos surge un mensaje con un sabor de flores y de pólvora. Y la Patria se rompe en su cintura porque ya le mataron a Fundora. Silencio ... Noche ... Luces ... Y unos niños distintos que se esbozan
sobre un surco de lágrimas y huesos para otros hombres que sabrán de rosas, que sabrán de la luz y la alegría, que sabrán del amor que nos agobia. Una generación feliz que habrá nacido para vivir el sueño que le toca: para decir que Dios ha entrado en Cuba por el "PUNTO FUNDORA" Silencio ... Noche ... Luces ... por el "PUNTO FUNDORA" -
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