Miami
Creo en la democracia y la libertad de expresión, así como también creo en la libertad de prensa. En lo que no creo es en el insulto a una comunidad llena de víctimas de una dictadura militar asesina y en sus acólitos en Miami que se prestan para intentar denigrarnos.
El Nuevo Herald publicó un anuncio a favor de cinco espías castristas, pagado por la llamada Alianza Martiana, organización registrada en la Florida que aboga por causas afines al gobierno cubano. Inmediatamente después del anuncio, ya la dictadura estaba ampliando la propaganda en sus páginas oficiales.
Que todo esto lo haga la llamada Alianza Martiana y el régimen, es algo normal. Lo que no es normal es que un periódico que conoce la situación de Cuba y el dolor que arrastra este exilio en Miami, se haya prestado para tal cosa.
Hablé con el director de El Nuevo Herald, el Sr. Manny García, quien muy atentamente y de manera muy rápida respondió a mi protesta vía electrónica. Reconozco que ha enfrentado el problema de forma directa, participando en programas radiales, así como llamando a personas que le han escrito. Es loable su actitud, teniendo en cuenta que en otros momentos, directivos anteriores no han actuado de la misma forma.
Pero yo insisto que si en la puesta del anuncio hay un responsable, o dos, o quizás más, eso debe salir a la palestra pública. Los errores tienen consecuencias, y si la explicación que ha dado el Sr. Manny García de que llamaron desde Radio Miami para enviar el anuncio y éste llegó casi al cierre del periódico y a última hora lo colocaron, ¿quién o quiénes fueron?
¿Quién o quienes son capaces de pasar por encima de regulaciones o directivas en un lugar como ése?
¿Quién o quiénes pudieron ver el anuncio antes de publicarlo y no saber a qué se refería? ¿Lo hubiera hecho con un anuncio a favor de Osama Bin Laden, o Hitler, o el Ku Kux Klan?
Justamente dos semanas antes se había removido una valla con el mismo asunto y hasta el periódico se hizo eco de la noticia. No entiendo cómo pudo pasar por varias manos entonces algo así sin nadie darse cuenta.
Y vuelvo, los errores tienen consecuencias. Reconocerlo simplemente no me convence. Me sentiría más confiada en la libertad en que vivo, sabiendo que este error contra mi comunidad dolida sea subsanado con su debida consecuencia.
Iliana Curra
Cuando nuestros cuatro regresen
Fue con verdadero pesar que vi el reclamo de liberación de cinco espías convictos, declarados enemigos de Estados Unidos, en las páginas de The Miami Herald y El Nuevo Herald.
Como esposa de uno de los cuatro sobrevivientes del vil asesinato de cuatro seres humanos en espacio aéreo internacional el 24 de febrero de 1996 por el régimen de los hermanos Castro, me resulta extremadamente doloroso que espías involucrados en el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate sean glorificados en las páginas del periódico que circula en una comunidad compuesta de víctimas.
Las condenas de ``los 5'' oscilan desde 15 años hasta cadena perpetua doble, por conspirar para asesinar, espiar bases militares de Estados Unidos y, según las instrucciones de la Dirección General de la Inteligencia cubana, el envío de bombas por correo y la búsqueda de sitios propicios en los Cayos de la Florida para introducir personas y explosivos en territorio americano.
Aún permanecen miles de páginas de las actividades de espionaje de los cinco espías que no han sido desclasificadas, repletas, sin duda, de similares horrores.
Basta con la crueldad descarnada de las palabras pronunciadas con júbilo y alevosía por quienes derribaron las avionetas, para saber que defender a quienes son cómplices de ese crimen, es una infamia.
La Alianza Martiana, organización procastrista inscrita en el estado de la Florida, pide la liberación de ``los 5''. Mi esposo, Arnaldo Iglesias, lo ha resumido en una expresión gráfica: ``¿La liberación de los 5? Cuando los cuatro nuestros --Armando Alejandre, Mario de la Peña, Pablo Morales y Carlos Costa-- pulverizados cobardemente por los esbirros castristas, regresen''.
Mirta Iglesias
Key Biscayne
Remembering four heroes
It was with a heavy heart that I saw an ad in The Miami Herald and El Nuevo Herald supporting the liberation of five convicted Cuban spies, declared enemies of the United States. As the wife of one of the four survivors in the murder of four men, three of them American citizens, in international airspace by the Castro regime, on Feb. 26, 1996, it is extremely painful that spies involved in the merciless shoot-down of two Bothers to the Rescue planes, be glorified in the pages of a newspaper that circulates in a community made up of victims of the Castro dictatorship.
The sentences of the five fluctuate between 15 years to double life for conspiracy to murder, spying on U.S. military bases and, according to the instructions of Cuba's General Intelligence Directorate, sending bombs through the U.S. mail and searching for specific points in the Florida Keys to smuggle in persons and explosives.
There are still thousands of pages of the espionage activity of the five that have not been declassified and are full, no doubt, of the same horrors.
Listening to the enraged words pronounced by those who joyously shot down the airplanes is to know that to defend those who are accomplices of this crime is an infamy.
Alianza Martiana, a pro-Castro organization registered in the state of Florida, asks for the liberation of the five. My husband, Arnaldo Iglesias, has renamed it in a graphic expression: ``Free the Five? When our four brothers -- Armando Alejandre, Mario de la Peña, Pablo Morales and Carlos Costa -- cowardly pulverized by Castro's henchmen -- return.''
The sentences of the five fluctuate between 15 years to double life for conspiracy to murder, spying on U.S. military bases and, according to the instructions of Cuba's General Intelligence Directorate, sending bombs through the U.S. mail and searching for specific points in the Florida Keys to smuggle in persons and explosives.
There are still thousands of pages of the espionage activity of the five that have not been declassified and are full, no doubt, of the same horrors.
Listening to the enraged words pronounced by those who joyously shot down the airplanes is to know that to defend those who are accomplices of this crime is an infamy.
Alianza Martiana, a pro-Castro organization registered in the state of Florida, asks for the liberation of the five. My husband, Arnaldo Iglesias, has renamed it in a graphic expression: ``Free the Five? When our four brothers -- Armando Alejandre, Mario de la Peña, Pablo Morales and Carlos Costa -- cowardly pulverized by Castro's henchmen -- return.''
Con la colocación de un anuncio a todo color pidiendo la libertad de los ``Cinco Cubanos'', The Miami Herald y El Nuevo Herald y su organización matriz han bajado un nuevo escalón. El Herald no sólo ha insultado, una vez más, a una gran parte de la comunidad que tiene el encargo de servir, sino que en efecto ha pedido, a través de la publicación de dicho anuncio en sus páginas, la libertad de cinco criminales que fueron juzgados en un tribunal y declarados culpables por un jurado de sus iguales de crímenes como espionaje y conspiración para cometer asesinato.
Históricamente el Herald ha informado sobre el drama del exilio cubano y por lo tanto está bien consciente de los años de dolor, sufrimiento, angustia y pesar que esa comunidad ha soportado. Es inconcebible que un importante periódico metropolitano como el Herald se ponga en una posición donde causaría a la comunidad a la que sirve un dolor indecible. Y además, al hacerlo, se alía con la misma entidad --el gobierno de Castro-- que ha sido la causa de la desgracia del pueblo cubano por medio siglo.
Se alegará que vivimos en una sociedad libre y que el Herald, al publicar el anuncio de marras, se lo ha demostrado a las autoridades en Cuba, que sistemáticamente usurpan los derechos y las libertades del pueblo cubano y que nunca permitirían que una voz u opinión disidente se divulgara en las páginas o en las ondas de los medios controlados por el gobierno. Y puede que sea así; sin embargo, esto no exonera al Herald de atenerse a los dos principios básicos del periodismo: la obligación con la verdad y la lealtad a la ciudadanía. El anuncio de Liberen a los Cinco Cubanos violó ambos principios, ya que se puede interpretar como un apoyo al mensaje del anuncio.
Le corresponde al Miami Herald y a El Nuevo Herald ofrecer a la comunidad a la que sirven una disculpa, y asegurar a sus lectores que su organización no apoya la liberación de los criminales convictos, que fueron juzgados según la ley y hallados culpables de sus crímenes.
Val Prieto
Fundador y Editor,
Babalú Blog
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